Aceites esenciales para combatir la Varroasis

Los productores buscan alternativas para combatir el ácaro disminuyendo, en la medida de lo posible, la utilización de productos acaricidas químicos.

laurel

Desde hace varios años los apicultores de distintas partes del mundo están buscando alternativas para intentar disminuir, en la medida de lo posible, el uso de acaricidas en las colmenas.

La calidad de la miel depende en gran medida de la ausencia o presencia por debajo de límites permitidos de residuos tóxicos para el ser humano. Adquieren enorme relevancia, entonces, las pautas de manejo llevadas a cabo por el apicultor y los tratamientos que éste usa para el control de las distintas enfermedades que afectan a las abejas, evitando así trabas comerciales.

En los últimos años, el control de Varroa estuvo centrado en el uso de acaricidas sintéticos (basados principalmente en piretroides y fosforados). El desarrollo de resistencia a estos productos por parte de Varroa y la detección de residuos en cera (que posteriormente pasan a la miel) y propóleos, plantean la necesidad imperiosa de encontrar alternativas que no acarreen efectos negativos y terminen perjudicando sustancialmente a la actividad en lugar de representar un beneficio.

En este marco, los aceites esenciales y sus principios activos, surgen como potenciales herramientas de control para intentar dar algún tipo de solución a esta problemática.

Diversos autores han demostrado que los aceites esenciales están constituidos principalmente por compuestos terpénicos y fenólicos, siendo estos últimos los responsables de las propiedades antimicrobianas por su capacidad de afectar la permeabilidad de la membrana bacteriana, la cual restringe la difusión de los compuestos hidrofóbicos a través de su cobertura lipopolisacárida.

En consecuencia, el timol aparece como un arma ecológica contra la Varroa. Con vistas a prevenir la posibilidad de que aparezca cualquier tipo de resistencia a esta sustancia tal y como ha ocurrido con los acaricidas de síntesis, se ha empezado a trabajar con algunas de las numerosas plantas medicinales que, según la bibliografía encontrada en base a varios especialistas de distintas partes del mundo, tienen efectos acaricidas, antisárnicos, insecticidas o antihelmínticos y que significan una alternativa importante.

Se comprobó en diversos estudios que por ejemplo la ruda tiene un porcentaje de eficacia cercano al cien por ciento, mientras que la ortiga (aunque en menor medida) también puede considerarse como un buen recurso.

Experiencia con lavanda y laurel

Esta investigación se realizó con abejas obreras parasitadas por Varroa, provenientes de dos colonias de Apis Mellifera, que presentaban una infestación severa de este ácaro, y que no habían recibido tratamiento previo contra el parásito. Se utilizaron dos colmenas del tipo Langstroth de un alza y diversos implementos de uso común. En el laboratorio se utilizó una cámara climática, un termohigrómetro y una lupa estereoscópica, 16 jaulas fabricadas con envases plásticos transparentes, rejilla de aluminio, cable de 0,5 milímetros de diámetro, y 5 centímetros de largo, entre otros. Los aceites esenciales de lavanda y laurel se diluyeron al 30 por ciento y la acetona al 99,5 por ciento. Ambos aceites esenciales se extrajeron previamente mediante destilación por arrastre de vapor.

Durante el desarrollo del estudio en laboratorio, se colocaron 15 abejas obreras parasitadas por un ácaro hembra de Varroa dentro de jaulas con alimento. Las abejas parasitadas utilizadas en cada unidad experimental, se recolectaron diariamente desde la cámara de cría de colonias con una alta tasa de infestación. Posteriormente se colocaron en forma individual en pequeños frascos de vidrio ventilados y se llevaron al laboratorio dentro de una caja térmica aislante, para evitar cambios bruscos de temperatura.

Para verificar la presencia de Varroa, las abejas se revisaron individualmente bajo lupa, tomándolas por la región abdominal con una pinza. De esta forma, se dejó sólo un parásito por insecto, removiendo los demás con un pincel.

Luego se colocaron 15 abejas con su respectivo ácaro, dentro de la jaula con el caramelo alimentador (mezcla de miel y azúcar impalpable), posteriormente la jaula se puso sobre una placa Petri con papel absorbente. Esta placa se introdujo dentro de otra más grande, con el borde untado con vaselina para evitar que los ácaros que se desprendieran de su hospedero se alejaran. Los tratamientos se aplicaron con una jeringa sobre el papel absorbente en dosis de 0,3 milímetros por jaula. Luego de la aplicación, la unidad experimental se llevó inmediatamente a una cámara para la volatilización del producto.

Debido a que se trabajó con organismos vivos en condiciones de laboratorio, se tuvo cuidado de no afectar durante los ensayos la relación parásito-huésped que existe naturalmente. Por ello, el ensayo en el laboratorio otorgó, tanto a las abejas como a los ácaros, condiciones similares a las que se encuentran en forma natural. La temperatura, humedad y oscuridad en la cámara climática se regularon para simular las condiciones de la colmena. La temperatura se mantuvo regulada mediante un termostato, en un rango de 30 – 34 grados. La humedad relativa se mantuvo entre 50 – 70 por ciento mediante pocillos con agua. Ambas variables se midieron mediante un termohigrómetro colocado en el interior de la cámara. La puerta de ésta se cubrió con un plástico negro, para evitar que entrara luz al abrirla; además, las observaciones se realizaron bajo luz roja, para no alterar las conductas del parásito.

Se utilizó un diseño experimental de bloques completos al azar, con cuatro tratamientos que correspondieron a la aplicación de aceite esencial de lavanda al 30% (T1), aceite esencial de laurel al 30% (T2), acetona al 99,5% (T3) y control, agua destilada (T4). Cada tratamiento tuvo cuatro repeticiones (Sokal y Rohlf, 1998; Zar, 1999). La separación de media se realizo mediante un test de Tukey al 5%.

Después de la aplicación de cada tratamiento, se dejó pasar un día para ventilar la cámara. El período de evaluación de los tratamientos se extendió por 24 horas, considerando intervalos de tiempo de, 1, 3, 5, 8, 14 y 24 horas posteriores a la aplicación de los tratamientos. Los ensayos comenzaron siempre en el mismo horario (10:00 horas), lo que permitió realizar evaluaciones cronológicas a las 11:00, l3:00; 15:00, 18:00, 0:00 y 10:00 horas del día siguiente, para hacer comparables los resultados obtenidos. Se consideraron estos intervalos debido a que los productos que actúan por evaporación tienen mayor efecto durante las primeras horas después de la aplicación, disminuyendo progresivamente a medida que transcurre el tiempo. Con estas evaluaciones se llevaron registros de temperatura y humedad, verificando que las condiciones se mantuvieran constantes y no influyeran en la conducta normal de los ácaros.

El efecto de la aplicación de aceites esenciales sobre los ácaros se midió evaluando el porcentaje de ácaros caídos y muertos. Los ácaros que se encontraron en las placas se retiraron de la cámara y se observaron bajo la lupa, por un período de 2 horas a intervalos de media hora. Al momento de las observaciones los ácaros fueron estimulados de forma táctil con un pincel en la zona ventral del opistosoma, para verificar si realmente estaban muertos. Se consideraron ácaros muertos las Varroas que no presentaron movimiento luego de las 2 horas de observación.

Los aceites esenciales de laurel y lavanda causaron una caída de ácaros que alcanzó el 100 por ciento, valor significativamente mayor al registrado por la acetona y el control con agua destilada.

Por otra parte, el aceite esencial de Aguaribay ha demostrado ser un excelente complemento sanitario en el control de la Varroa.

Los ensayos que se realizaron utilizando el Aceite Esencial Crudo (AEC) de Aguaribay y sus fracciones obtenidas por destilación al vacío, han dado buen resultado en el control de la proliferación.

6 pensamientos sobre “Aceites esenciales para combatir la Varroasis

  1. En mi país Panamá, utilizamos muy efectivamente las hojas de un árbol conocido como Balo o Bala, con exelente experiencias, también utilizamos las hojas del árbol de Nim, que tiene diversos usos para controlor vaiados incectos.

  2. Gracias por esta entrada que apoya e informa acerca de métodos alternativos respetuosos con nuestras abejas.
    Por favor indiquen como aplicar este tratamiento con aceites esenciales en la colmena. Un abrazo

  3. Buenas noches gracias por esta entrada que apoya tratamientos alternativos para evitar la contaminacion de las abejas.
    Por favor indiquen como aplicar el tratamiento con aceites esenciales en la colmena.saludos.

  4. Lo más interesante sería saber las dósis a aplicar en una colmena Langsthrot, de ambos aceites esenciales.
    Por último, que nos den una dirección o mail de quienes hicieron la experiencia, para consultarles a ellos directamente.

    Un abrazo

    Patricio

Los comentarios están cerrados.