El conocimiento define el producto a la hora de alimentar

Es fundamental conocer aspectos vinculados a la zona donde se instalan los colmenares.

Nahuel Kussrow, Ingeniero Agrónomo y apicultor de la localidad de Todd (Provincia de Buenos Aires) dialogó con nuestro medio sobre diferentes cuestiones vinculadas a la alimentación y nutrición y sin dudarlo afirmó “muchas veces con los valores que se manejan actualmente por nuestra miel, es mejor dejárselas en las colmenas para que puedan pasar el invierno sin mayores sobresaltos, no tener que estar muy encima y asegurarnos que arrancarán bastante fuertes la primavera”.
El especialista, sin embargo remarcó que lo que siempre se hace es alimentar con azúcar directamente sin conocer demasiado sobre aspectos nutricionales de la abeja como así tampoco de la disponibilidad de especies florales que existen en cada zona en particular, esto último debido a que nuestra geografía es tan extensa y con mucha variabilidad de especies que no existe tampoco demasiada información al respecto, aunque en el último tiempo se llevaron y se están llevando adelante estudios sobre flora en varias regiones del país. Esto es un aspecto fundamental para saber con exactitud que es lo que la colmena realmente necesita para estar fuerte y no tener déficit desde este punto de vista, lo que además es primordial para evitar cualquier brote de enfermedades. “En los últimos años se le comenzó a dar bastante importancia a la alimentación proteica a la salida del verano, en aquellas regiones donde se sabe que es muy malo el polen como por ejemplo donde hay plantaciones de girasol o eucalipto. Entonces se realiza este aporte para ayudar a la renovación de la colmena y para poder pasar el invierno sin mayores sobresaltos, siempre dentro de los parámetros manejables”, explicó Kussrow.
Existen diferentes preparados a base de huevo y miel, harina de soja o levadura, aunque estos dos últimos muchas veces no son del todo apetecibles para las abejas y en consecuencia no lo consumen en su totalidad, ingresando con algún déficit desde el punto de vista nutricional.

El productor en tiempo de crisis

En años de “vacas flacas” como los últimos en el sector apícola el apicultor suele bajonearse y en consecuencia deja sus colmenares librados al azar durante el invierno, retomando en la primavera con aquellas colmenas que hayan sobrevivido, aunque también hay varios que siguen apostando por la actividad y comienzan a pensar en la temporada que viene y con respecto a esto Kussrow remarcó. “Es fundamental estimular a las colmenas para que lleguen fuertes a las primeras floraciones, porque sino después siempre estamos corriendo de atrás y en consecuencia las primeras directamente se pierden hasta que las abejas logran acomodarse”.

Dicen los productores

Nuestro medio dialogó con apicultores de varias zonas de nuestro país quienes indicaron sus apreciaciones y experiencias referidas al tema alimentación.
Al respecto Matías Toledo indicó que utiliza alimentadores de tipo Doolitle que tienen una capacidad de aproximadamente tres litros. “En otoño hago bloqueo de las cámaras con jarabe de azúcar o algún producto comercial y no alimento en invierno”, y agregó “la suplementación con proteína, aminoácidos y vitaminas las hago según la necesidad de las colmenas o en el caso de los núcleos para acelerar su desarrollo”.
En sintonía José Merlino indicó que siempre usa azúcar para alimentar y que por el momento no ha tenido grandes dificultades, algo similar ocurre con Mauricio Torchelli quien expresó “utilizó 25 litros de agua y 50 kilos de azúcar. Venimos así hace varios años tanto para alimentar como para incentivar y la verdad que los resultados son bastante favorables”.
Para finalizar, todas las fuentes consultadas remarcaron la importancia de estar atentos a los requerimientos o pedidos que realiza la colmena para de esta manera tratar de reducir las dificultades al mínimo posible, aunque después por supuesto que aparecen los imponderables como son las cuestiones climáticas que no se pueden manejar y que pueden traer aparejados innumerables complicaciones.
Es clave que las colmenas cierren bien en otoño, para tener un invierno sin demasiados problemas y en consecuencia poder arrancar fuertes en la primavera tratando de aprovechar al máximo las floraciones de Agosto a Octubre y conseguir un despegue que será clave para el momento de la cosecha fuerte, el cual en general se da entre Diciembre y Enero.

“Es fundamental estimular a las colmenas para que lleguen fuertes a las primeras floraciones, porque sino después siempre estamos corriendo de atrás y en consecuencia las primeras directamente se pierden hasta que las abejas logran acomodarse”, Nahuel Kussrow.