Manejo de pasturas para un mayor rendimiento apícola

El manejo de las pasturas para conseguir un mayor rendimiento apícola, surge como una alternativa del avance de la siembra y particularmente del cultivo de soja.

Surge además, como alternativa para diversificar riesgos agroeconómicos. Otro factor determinante para esta investigación fue la poca proliferación de malezas espontáneas, consecuencia del alto uso de herbicidas, destacó en un artículo técnico Fernando Vairolatti que El Apicultor presentó en versión periodística.

Estas diferentes situaciones afectan desde hace ya varios años a la apicultura de manera determinante, por este motivos se comienza a trabajar con tres variedades de alfalfa, una de melilotus y una de colza. Este trabajo de investigación inicio con un doble propósito de avances en la cría y rendimiento de las actividades apícola ganaderas.

Los resultados fueron determinantemente positivos, y la base de este éxito de investigación estuvo dado por la secuencia de floración durante la temporada apícola, vale aclarar que las tres clases de alfalfa (Monarca, Siriver, Cuf 101), el melillotus y la colza fueron seleccionadas especialmente por la duración y el oportuno momento de la floración, por la aceptabilidad de las abejas, entre otros parámetros que también se tuvieron en cuenta a la hora de investigar un mejor futuro para todos los apicultores.

Más allá de la definición de cuales son los cultivos que ayudan a un mayor rendimiento apícola debemos señalar que se ha aprovechado, además, la cosecha de semillas.

La gran aceptación de las abejas a la floración de alfalfa de la variedad monarca está dada por la gran emanación de sustancias volátiles, que es un importante atrayente de agentes polinizadores, además de su intensa coloración. Otro factor observado a campo fue la cantidad de flores visitadas por abejas en cada vuelo, deduciendo así que la variedad mencionada tenia un contenido de néctar superior al resto de las alfalfas, contabilizándose de dos a tres visitas en cada vuelo, se comprobó que incluso, días posteriores a una intensa lluvia, la producción de néctar provenía, casi exclusivamente, de la floración de cardos silvestre.

En periodos de altas temperaturas acompañado de un bajo régimen pluviométrico, el cultivo de melillotus presentaba la mayor densidad de abejas por metro cuadrado.

Cabe destacar que en dichos cultivos la floración pudo ser manejada a través del pastoreo de animales posibilitando así el retraso en la misma.

La producción de material vivo fue dada a partir de los primeros días de Octubre, trabajando con un total de 120 colmenas en producción, las cuales son genéticamente mejoradas y adaptadas a este medio.

Como resultado de la floración sincronizada, además de la cosecha de miel realizada se logró una producción de 350 celdas reales semanales divididas en dos entregas.

Como dato anecdótico podemos mencionar que en la primera quincena de Diciembre, se bajaron 300 núcleos a las seis de la mañana en un potrero de cinco hectáreas de melillotus coasociado con achicoria (plena floración), al término del día se había notado un incremento promedio de más de un kilo de néctar por núcleo.

Si de resultados estamos hablando no podemos dejar de lado la calidad de las mieles producidas en base a estos cultivos, obteniendo un producto de excelente calidad comercial, con una humedad inferior al 18 por ciento, en años donde la humedad y el régimen pluviométrico no fueron del todo favorables. La coloración obtenida no superó los 10 milímetros.